¿De verdad existe Galicia?

Yo no sé si ser gallego es un problema o una virtud porque es estar tan al límite de todo, incluso geográficamente, que nos dan un empujón y allá nos vamos por el atlántico abajo a saber dónde; pero lo que sí sé es que somos raros, pero muy raros, tanto que yo hasta a veces pienso que realmente Galicia y los gallegos no existen, que es algo que se me ha metido en la cabeza: un sueño, una alucinación, una paranoia un… yo que sé, pero que esto no existe, que no es posible.

Tú eres de Almuñecar, de Guadalajara o de Antequera, por ejemplo, y seguro que llevas una vida normal y, como el resto del globo terráqueo, cuando llegas con tu coche a un peaje, pongamos por caso una autopista de Alemania, pues pagas y sigues tu camino ¿no?. Bueno, pues esto que lo hacen a diario, que te diría yo, unos 700.000 millones de conductores, 100.000 billones… pues un gallego no; un gallego, un gallego auténtico es incapaz, imposible.

Llega al peaje de Düsseldorf y como el de la cabina le conteste en castellano, al gallego le sale como del alma: «Y mire, no conocerá usted a un chaval que se chama Toño, que es alto y suele llevar un jersey rojo, que es de Arcade… sí hombre, que vive en eso de Foselfor, que su mujer chámase Ramona y que tiene un coche blanco… ¿no lo conoce?».

Ya puede llegar la cola de automóviles desde el peaje de la entrada de Foselfor a Miranda de Ebro o a San Esteban de Zapardiel (Ávila), que al gallego, si lo dejan, está dale que te dale al de la cabina explicando que el que vive en Foselfor tiene una concuñada que se llama María, que trabaja en Gadis, que la hija se llama Jennifer «y que venimos a verlo ¿sabe? porque él, cuando vivió con nosotros en Tui… ».

Yo a veces, cuando ocurren cosas así, te lo juro que me gustaría acercarme al compatriota y preguntarle (bueno, primero tocarlo para estar seguro de que lo que estoy viendo es real, que no es una ensoñación) si le parece normal preguntar por uno de Arcade en el peaje de Folselfor, preguntarle qué posibilidades cree que hay de que Jans Hoffmann, el de la cabina, pueda conocer a Toño, el que tiene la concuñada en Gadis.

Y estoy seguro, pero segurísimo que si le cuestiono eso me responde: «Ay!! ¿y por qué no?, a lo mejor lo conoce, pasa tanta gente por aquí… ». Y es que claro, dentro de la psicología del gallego es normal; si por el peaje solo pasaran dos, un tal Koehler o un tal Baumgartner … está claro, no conoce Toño porque no pasa, pero al hacerlo a diario unos 750.000… cómo no va a pasar Toño… vamos, Toño pasa fijo.

De verdad que el gallego es rarísimo. ¿Crees que exagero? pues llámame al 686 384 855 y si tienes alguna duda te la explico. ¿Qué?, que no crees que es mi teléfono, que no crees que pueda haber alguien en el mundo mundial que ponga su teléfono en un blog a la vista de todos y que a lo mejor reciba miles de llamadas de desconocidos que a saber lo que dicen… pues sí, pero eso solo lo puede hacer una persona en la vida, un tipo raro, rarísimo, un gallego, como yo, claro.