El coronavirus en la aldea… muy distinto, pero mucho mucho

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Relato  
Tranquilidad y ánimo, hoy: “¿El coronavirus en la aldea… muy distinto, pero mucho mucho”, que, obviamente, no pertenece a mi último libro ¿Cómo somos los gallegos?, depende 2ª parte.   Se agradecen los comentarios, que así me entretengo mientras los contesto.
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En la aldea todo se vive de forma diferente, incluso el coronavirus, o como dice Gelito «iso, home, iso», que aunque parece algo genérico, es muy concreto, pero que mucho cuando añade… ¡¡¡ cajoenróssss !!!.

Tú le preguntas a Manolo qué opina del virus, y te dice: «Bo», y tras el bo… «toma algo Guisande» y, sea la hora que sea, allí, en la cocina, te arreas un tintorro y si quieres le das al queso, al jamón, al  chorizo o a los chicharrones. Acojonante esto de la pandemia y que además coincida con la matanza. Perdón por utilizar la palabra «matanza», que con la que viene….

Lo raro del coronavirus en la aldea es que si seguimos las órdenes del Gobierno es peor, y todos nos miramos como que quieren que la pateemos, unas caras ponemos…. Por ejemplo, Maruja tiene dos hijos, bien; pues normalmente Suso, si no trabaja, pues se va con sus amigos a Curtis o a donde sea, y Arturo, más o menos igual. Es decir, que Maruja, normalmente está unos diez kilómetros de Suso y a unos cinco de Arturo, vamos que no se infecta ni de coña, pues ahora… todos en casa apiñados chocando unos con otros.

Y Enrique, igual, porque normalmente suele decir que se va a La Barosa, (un monte donde tiene tropecientos árboles) y no vuelve hasta la hora de comer; pues a tomar viento La Barosa, que está a tres kilómetros, ahora… allí pegado a su hijo en plan a ver quien infecta a quien.

Y esto no es lo peor; lo peor es que se nos ha dado por lo de la distancia social; joé con la distancia social, ni que fuera un vicio; cuando normalmente hablamos a gritos a una distancia de entre veinte y treinta metros, pues ahora todos nos acercamos unos a otros para preguntar cómo nos encontramos de salud.

Y además, cuando siempre cada uno andaba a su bola, caminando por el monte, por un prado, paseando por una corredoira o en casa; lo alucinante es que ahora nos acercamos todos para decirnos que no nos debemos acercar, que tenemos que estar separados, pero no se separa ni dios y horas y horas hablando de que no hay que acercarse y todos riendo echando más virus por la boca que otra cosa.

Y al día siguiente… tela al día siguiente, otra sobredosis de distancia social para decir lo mismo que el día anterior, que no debemos acercarnos y, como alguno esta un poco sordo, unos gritos en el pabellón de la oreja, unos bramidos, unos chillidos… que estoy seguro que van a tener efectos secundarios porque no es normal el griterío, no-es-¡¡¡¡ nor-maaaaaaalllll !!!!

Y claro esto es un riego porque si por ejemplo se contaminan tres…  dicho así no parece nada, pero como somos nueve, si lo extrapolamos al planeta Tierra, unos 7.000 millones de habitantes, pues serían 2.100 millones de contaminados. Vamos, me río yo de lo datos del Fernando Simón, el del telediario.

A mí me da que quienes mejor comprenden la situación son las vacas; no sé si será por ese instinto innato que tiene los animales ante el peligro, pero yo prefiero ver las caras de las vacas e interpretar lo que piensan de lo que está sucediendo que no oír a  Simón. Y es que Simón siempre tiene la cara y los rizos igual pero las vacas… las vacas no, te dan pistas.

Cuando  veo a la marela o a la pinta mirando así como con desdén al mundo con su cuello arqueado, su caminar tranquilo como si llevara tacones y esos ojazos… pues me da que el asunto va muy mal, pero que muy mal.

Cierto que hay momentos, cuando las miro a la cara en plan de tú a tú,  intuyo que hay una solución, pero debe ser un espejismo porque cuando me acerco mucho, pero mucho mucho y se van…. pues al no ser yo vaca, no sé que pensar: si es que la espanto, si es que no les molo porque nunca me acerqué tanto a ella o porque…y me da que es eso, que mantiene la distancia social. Pero qué listiñas me son ¡oh!.

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Acerca de manuelguisande

Periodista, escritor, conferenciante y desarrollador de proyectos creativos
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10 respuestas a El coronavirus en la aldea… muy distinto, pero mucho mucho

  1. Verónica dijo:

    Manuel, soy una argentina residente en Argentina. Valga la aclaración en medio de este mundo globalizado. Leo tus columnas y, además de las sonrisas que me provoca leerte, pienso (Soy de las de pensar. Me describo porque no me conoces): si comprender a los seres humanos es una tarea sumamente complicada entender a los gallegos es ¡…! Creo que no hay cómo aburrirse, porque llegar a conocerlos ¡nunca!
    Un abrazo con distancia social, de éstos, de los virtuales.

  2. osvaldo mohiño dijo:

    Desde ayer,…estoy empezando a entender,..lo que me decia mi abuela Manuela,…y su hermano Manuel,…mi tio,…uno de los muy pocos sobrevivientes de la batalla de Annual, en la guerra del Rif,…un genio,…En Buenos aires,…era calesitero,…(y esta en los libros de historia de las calesitas en Buenos Aires apodado como Gardelito cuando las calesitas eran movidas por un caballo),…recordando cosas de hace sesenta años atras,…cuando me enseñaban a jugar a la brisca,…(el unico juego que se),…los dichos que afloraban,…Gracias Manuel.

  3. Elsa Vega Aguilá dijo:

    Hola Manuel, hace poco que encontré tu blog, pero antes te he leído en Galicia Dixital Opinión. Mi padre era gallego de Castro de Rei. Me siento muy cerca de ese pueblo tan especial que disfruto mucho leyendo tus escritos. Muchas gracias.

  4. Antón. dijo:

    EN LA ALDEA GALLEGA SE HABLA MÁS DEL «CONAVIRUS», una pandemia que no se supera ni con aguardiente del Ulla. Y para las vacas, cuando se ponen «turronas», ¡cona que te pariu, Parda!!. Y vara al aire, por aquello de evidenciar que quien manda no es la «turrona» (que no es que su pedigrí tenga que ver con ese riquísimo recuerdo que nos dejaron los árabes en la península, ni que «turre», es que la Parda es terca como una mula, abofé.

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