( SITUACIONES QUE CAMBIAN TU VIDA )
A veces ocurren cosas que no te las esperas, que incluso de alguna forma cambian tu vida, y eso me sucedió hace unos cuatro años, cuando empecé con este blog. Recuerdo que entonces estaba escribiendo un libro recopilatorio de anécdotas cuando en el periódico en el que trabajaba, La Voz de Galicia, uno de los mejores diarios que he conocido, y me ofrecieron un blog para publicarlas.
Así que empecé, y cuando iba más o menos por la novena historia se me ocurrió decir que mi mujer era de la tribu sioux y que la había conocido en una aldea de 11 habitantes porque se confundió de casa. Tras escribir esto recibí muchos comentarios que me preguntaban si era cierto lo que decía o lo estaba inventando, porque entiendo que les parecía más que extraño y curioso, a lo que contesté que era cierto y que nunca invento nada.
Entonces poco a poco dejé las anécdotas a un lado para contar cosas de como veía la vida: experiencias; situaciones cotidianas, desencantos, tristezas… lo que nos pasa a todos pero desde un punto de vista humorístico, positivo. Lo que hacía no era nada del otro mundo, era a lo que siempre estaba acostumbrado: a una situación… aunque fuera dura, sacarle el punto curioso, desdramatizar… nada especial.
Al cabo de un año, más o menos, entonces por correo interno, recibí una carta inesperada que realmente me impactó y me afectó mucho. Una señora me daba las gracias porque había superado una depresión y que en parte había sido (decía ella) gracias a los artículos. Comentaba en su carta que lo primero que hacía al levantarse era ir al ordenador, y que cuando veía que había escrito un artículo, riéndose con él era el mejor momento del día ya que le hacía olvidarse de todo, que se sentía feliz.
Yo soy como tú, porque todos somos muy iguales, con los mismos problemas, preocupaciones, ansiedades, días buenos, días malos… Una persona más de las muchas que te puedes encontrar en cualquier calle de cualquier ciudad, que trabaja, que lucha, nada excepcional. Para mí lo que escribía era eso, simples artículos humorísticos sin mayor relevancia; pero la carta de aquella persona me cambió bastante el modo de pensar sobre lo que estaba haciendo.
Tras esa carta, en los siguientes años recibí otras cuatro de otras tantas personas en las que decían más o menos lo mismo, y entonces empecé a sentir una gran responsabilidad y me preguntaba: ¿Habría alguien más y no me lo decía? ¿podría algún día dejar el blog y con él a alguien, aunque solo fuera una persona, a la que que estaba ayudando a superar una crisis o un mal momento?.
Hubo días que lo pasé mal, muy mal; lo que en principio era un simple juego, un entretenimiento, como era y es el blog, me estaba sometiendo a una fuerte presión por esa responsabilidad inesperada y me preguntaba ¿por qué yo, por qué me pasa esto, que para algunas personas soy un poco su lazo de unión con la alegría, con la felicidad?. Pero una vez superada esa situación me dije: «En el fondo es una suerte que lo que escriba vaya un poco más allá de juntar letras y que la gente sonría y “se cure”. ¿Y si pude ayudar a estas personas que me escribieron… por qué no voy a hacerlo con otras?».
Si volviera a nacer me hubiera gustado ser médico porque es una ayuda más directa, que la palpas, que la sientes, que puedes ir a un sitio o a otro y echar una mano porque en ti van los conocimientos; pero aunque nadie elige lo que quiere ser, siempre he pensado que toda persona que tiene una cualidad, esa cualidad debe revertir en los demás, que de alguna manera le ha sido dada para eso, para compartir.
No entro en si tengo o no una cualidad; pero pensando en cómo ayudar a otros, hace unos meses decidí que impartiría talleres gratuitos a los niños que están enfermos en hospitales o centros especializados. Entonces envié cartas a varios centros; pero en unos casos no contestaron y, en otros, la burocracia me hartó porque había hablar con no sé quen, con este y aquél para que diera la autorización… y al final la persona era casi imposible de localizar.
Así que me dije, «pues la única forma (aunque prefería el anonimato) es hacer la oferta en el blog», ya que seguro que algún padre o una madre podría directamente hablar con el responsable o responsables del centro y yo cumplir las peticiones, en lo que buenamente pueda, en Galicia, porque desplazarse por España es muy dificil y ya impensable a otros países
Y este es el ofrecimiento que hago, impartir el taller de Cómo escribir un Cuento Infantil a todos los niños que tengan algún problema y que estén hospitalizados o se encuentren en algún tipo de centro y, al tratarse de cuentos infantiles, pues creo que la edad estaría entre los 9 y los 12 años, y debido a esa franja de edad… hago dos grupos o ya nos organizaremos con los que me llamen. Así que quien desee el taller sólo tiene que ponerse en contacto a través de este correo electrónico: manuel.guisande@yahoo.es Gracias a todos y para mí será un placer acudir adonde me llamen para, si puedo, hacer feliz a alguien.
Eres único, Guisande. Eres único. 😉
Hola Pastora: ¿como va la niña? ¿ya salió? que estamos aquí esperando un comentario de ella 😉 Y que me cuesta amí recorer Galicia, quitarle unas horillas para hacer a alguien feliz… pues nada. Un beso a la peque, a tí y un abrazo a tu marido
Sin palabras,eres grande y ayudas a mucha gente,un beso y no deges de hacerlo.
Hola Bego: Si se puede hacer algo… a mi me gusta intentar que quien lo pase mal se olvide un poco ¿no? besos
Hola Manuel….impresionante…..que bonito lo que quieres hacer.
Hola Elena: Creo que es una obligacion moral porque si pouedo dar una charla o un taller a unos niños y que se lo pasen bien… pues me remuerde la conciencia no hacerlo y, además, yo disfruto con ellos. Un beso
yo te ofrezco mi libreria para desempeñar ese taller de cuentos para los niños de la zona, solo dime como y cuando
soy monica de la libreria cousas i cousos de Oza dos Rios
Hola Mónica: Gracias pero hablo de niños que estén hosipitalizados o en centro médicos. Pero gracis por tu ofrecimiento de la libreria Cousas i Cousos, que es muy agradble entrar en ella.
Parecerá una bobada pero yo me he emocionado al leer tu post. Me parece muy bonito que alguien a quien no conoces te de las gracias por hacerle feliz, aunque sea por un breve momento. Tu idea de los talleres me parece fenomenal, aunque es cierto que a veces las trabas burocráticas nos superan. Yo llevé unas bolsas con juguetes al Hospital, para la escuela que tienen allí y me costó que alguien me autorizara a ello. Depués me lo agradecieron pero no entiendo por qué no se permiten más acciones tan humanas como lo que tú pretendes.
Te animo a que sigas en tu empeño por conseguirlo, es muy buena idea y a los niños les iba a gustar.
No dejes de contarnos si lo consigues.
Un saludo.
Perdón, se me olvidaba darle las gracias a Mónica por su ofrecimiento, no todo el mundo es capaz de involucrarse así de incondicionalmente.
Hola Isabel: Sí, Mónica es muy maja, pero tiene que ser en centros médicos u hospitales. 😉
Hola Isabel: Imagínate como me quedé cuando lei la carta y todas las cosas que me pasaron por la cabeza. Yo, que soy igual que tú, “curando” a unas personas escribiendo cosas… me parecía impensable. Ayer alguien contacto conmigo y me dijo “estoy en la misma situacion y no dejes de escribir”. En la vida hay momento de subidones y de bajones. Y unas semanas que veía que no había muchos comentarios, pues pensé. «Bueno, ya llevo mucho tiempo con el blog, la gente se habrá cansado de lo que escribo… lo voy a dejar». Y entonces veía que no podía dejar a esa personas, abandonarlas porque sabía que contribuía, aunque fuera poco, a que mejoraran, a que fueran más felices, y fueron días muy fastidiados. Ahora a esperar a ver lo que pasa, si alguien quiere, encantado y si no… pues eso ya no depende de mí, sino de los padres o amigos que comenten esto. Te contaré lo que sucede, aunque seguro que tendré que llorar para adentro cuando dé la primera charla, porque ver que lo pasa mal la gente y sobre todo niños… Emocionarse no es una bobabada, yo me emociono muchas y es maravilloso. Un beso
Con una iniciativa así, es para abrirte las puertas de par en par en los lugares que quieres implantar la mejor terapia que hay para todo mal, que es sacar una sonrisa, risa o carcajadas, hasta te deberían de recetar como el mejor medicamento. Ante ti me quito el sombrero…. CHAPÓ. Un abrazo,
Hola Maria Jesús: Lo del medicamento… mientras no tenga que escribir esos tochos de prospectos… lo acepto. ¿En inyecciones o cápsulas ese medicamento que se llama Guisande wasferflay? 😉 Un beso
Ay Manuel, como me gustaría vivieras aquí, necesitamos muchos “manueles”, bicos e apertas
Hola Sonia: Seguro que si buscas… te encontrará un Guisande en Argentina, segurísimo 😉
Cierto eso de que que toda persona que tiene una cualidad, esa cualidad debe revertir en los demás, que de alguna manera le ha sido dada para ofrecerla a los demás.
Me parece algo grande ésto, digno de una gran persona y magnífico profesional como tú eres. Un abrazo.
Hola Carmen: La gente no es consciente de muchas cosas. Cuando naces nadie pide hacerlo en una familia, te toca, y puede tocarte una “buena” (solo en el sentido de que te pueden ofrecer más oportunidades por su nivel económico etc) o en una “mala”. Si te toca una buena la buena, también te podría tocar la mala; y precsisamente por ello se debe ayudar a los demás, especialmente, claro, si tu puerta ha sido la buena. Pero si además (sea buena o mala la familia) tienes una cualidad es que de alguna forma tú has sido “elegido” y tienes que saber que ese don o cualidad no es solo tuya, te la han dado para compartir y no para masar dinero y olvidarte de los demás. Pero esto, claro, depende de la concepción que uno tenga de la vida. Un beso y gracias por tu comentario
Que sana envidia me produces, poder ver la cara de los niños cuando les cuentas algo y te corresponden con una sonrisa.
Un saludo.
René
Hola René: Pues desde luego que sí, descubrir que puedo hacer esos talleres y que los chavales disfruten… no se paga con nada, absolutamente con nada. Un abrazo