Soy un cara: como el Rey, Urdangarin, Dívar, Botín…

Esto de estar de vacaciones no te creas que es tan bueno como dicen porque luego piensas qué hiciste y… pasa lo que pasa. Y ahora, ya de vuelta en casa me doy cuenta que yo que pensaba que era un tipo legal, íntegro, honesto… pues como que no, que me estoy volviendo un crápula, un auténtico caradura como… no sé, ¡¡¡ ah sí !!!, como el Rey, al que le preocupaba el paro juvenil y se fue a cazar elefantes. Pues yo, más o menos igual, a Salou, a cazar el sol, pero con mi mujer. Y lo peor es que lo pasé genial y me importó un bledo que media juventud estuviera sin trabajo mientras me echaba crema y más crema bronceadora viviendo a cuerpo de rey. No me digas que eso no es ser un… es que no tiene nombre.

De verdad, yo que pensaba que era un tipo noble, auténtico…vamos, que como yo… pues tú y poco más («una persona de bien», que se dice) pues no, realmente soy un indecente, un impresentable como ¡¡¡ ah sí !!! como Urdangarin o la infanta Cristina, que utilizan a niños con problemas para desviar fondos, aunque la infanta por lo visto no, que es una santa y como tal hace el milagro de desaparecer de todo lo que sean un chanchullo.

Y como digo soy un indecente y un impresentable porque estaba en la playa, me dejé el móvil en el apartamento, tenía que hacer una llamada y fui a una cabina. Y sí, lo confieso, lo primero que hice fue meter la mano en el cajetín para ver si había una moneda, como Urdangarin (como Cristinita no, es que es una santa), pero él, el Urdangarin, por lo visto no encontró una moneda, sino millones de monedas, es que los hay con una suerte… y con un par de ferraris.

Sinceramente yo pensaba que era el no va más en eso que llaman ser humano… pero no, sino que soy un indeseable, un trapo, como…¡¡¡ ah sí !!!, como Dívar, que iba de legal a un sitio dos horas y de ilegal cinco días a costa del contribuyente. Pues yo casi igual porque en el apartamento en el que me alojaba llegué a pensar que si me quedaba un día más pues que a lo mejor no se darían cuenta, «como pasan tantas cosas…», pensé. Ya ves, que desgraciado soy, que pobreza de espíritu que…XXXX (pon en las XXX lo que quieras que lo acepto).

Y es que es triste, muy triste que ya pasado los cincuenta descubras que en el fondo, en lo más profundo de ti eres un gualdrapa como ¡¡¡ ah sí !!! como Botín, que mientras ve la fórmula 1 busca la fórmula 2 para ver como evita que lo investigue anticorrupción, que también para lo que van a hacer…

En fin, que después de una semana de vacaciones en Salou, fue llegar a casa, verme en el espejo y… si te soy sincero a punto estuve de llamar al banco y preguntar si las vacaciones las había pagado con mi dinero o lo había robado; es que me sentí tan identificado con toda esa tropa… ya ves, veranear no es tan tan bueno como dicen, ni mucho menos; claro, salvo que seas Cristinita, que es una santa.