A Coruña es más bien una ciudad pequeña y, como en todas las urbes de tipo medio, la gente suele pasear por el centro, de arriba abajo y de abajo a arriba. Vamos, como se suele decir, nos conocemos todos.
En una ocasión, Manuel González Nájera, que ocupaba el cargo de magistrado-juez de Vigilancia Penitenciaria para Galicia, iba paseando por la calle cuando, de repente, se acercó un Mercedes blanco a la acera. El conductor hizo sonar el claxon, bajó la ventanilla y le dijo: «Don Manuel, ¿a dónde va que le llevo?».
Nájera se subió al coche e, inmediatamente, reconoció al amable automovilista. Se trataba de un delincuente ya entrado en años y que había sido detenido varias veces por pequeños robos de ropa. Así que lo primero que le dijo fue: «¿Este coche no será…?». «Por Dios, Don Manuel, ¡¡que va!! Es mío, dígame a dónde le llevo». «A la cárcel», respondió el magistrado. «¿¡¡A la cárcel!!?», dijo nervioso el conductor.«Sí, hombre, sí, a la cárcel, pero que no es por ti bobalicón, que es que tengo que ir a hacer una visita». «¿Supongo que sabrás el camino?», añadió irónicamente el juez.
Iban los dos hacia el centro penitenciario cuando, al final, llegaron al penal. El veterano caco paró el coche. Entonces Nájera le dio las gracias, pero antes de bajar le comentó. «Mira, como te conozco de sobra, para que no tengas hoy un problema familiar, lo mejor que puedes hacer es llegar pronto a casa, porque como llegues tarde, un poco tarambanas, y le digas a tu mujer que has llevado a un juez a la cárcel…», a lo que el conductor respondió en plan campechano : «Nada, no se preocupe y a ver si nos vemos». Entonces, el juez lo miró y le dijo, a la vez que, de reojo, miraba el penal: «Sí, pero ¿dónde?, ¿aquí o ahí?».
Pero la conversación…..¿Se desarrolló en gallego o en castellano?
Hola Filomeno:
Pues me da la impresión que la conversación, para lo poco que debieron hablar y tal como eran los dos, cada uno en su rollo, casi seguro que se desarrolló con miradas. Gracias por tu comentario.
Si es que de tanto verse, es lógico que casi se hiceran amigos ¿no?
Eso es lo bueno de las ciudades pequeñas y de la retranca gallega.
Hola PMM:
Gracias por tu comentario. Intenté entrar en tu blog y no pude. Aunque quise registrarme, fue imposible. Quería felicitarte porque llevas un año con el blog y eso es muy importante y tiene mucho mérito empezar de la nada. Lo mío, con el respaldo de La Voz, pues tienes muchas más facilidades, pero muchísimas. Enhorabuena y que cumplas otro años. Si alguien quiere entrar en el blog de PMM el enlaces es: dequepodemoshablar.blogspot.com
Muy interesante y divertida la historia que nos cuentas, de todos modos, como podrás comprobar por el número de comentarios, mucho menos comentada que tu faceta de campesino llegado de la ciudad como un ¿pionero?, no, antes han llegado otros muchos, pero seguro que no todos han tenido la suerte de tener por vecinos a Maruja y diez mas.
Estarás de acuerdo conmigo en que historias de jueces y juzgados, ladronzuelos y ladrones está la prensa, la radio, la televisión e Internet lleno, en cambio de patatas, sachos, «riejos», vecinos y demás na de na.
Gracias por sacarnos una sonrisa o carcajada en tiempos, dicen, de crisis.
Saludos.
Hola Antón:
El asunto es complicado. El blog, como en él se dice trata sobre «anécdotas» y «otras cosas de la vida». En las «anécdotas» los bloglectores lo leen y no hay mucho que opinar, te gusta o ne te gusta y se acabó, por eso no hay comentarios o hay muy pocos. En «cosas de la vida», son situaciones que pasan a todos y la gente opina más, hay más comentarios. Pero tanto en unos como en otros, entran casi las mismas personas, unas 1.200 cada día. Yo no tengo muy claro que es lo que le gusta más a los bloglectores, si las «anécdotas», las «cosas de la vida» o las do. Por eso aprovecho esta respuesta que te doy para preguntar ¿Qué os gusta más las anécdotas o las cosas de la vida? La verdad que no lo tengo claro. No estoy de acuerdo porque la Prensa informa, pero no cuenta anécdotas, además hay anécdotas de todo, no solo de jueces, sino de niños, de médico… Gracias por tu comentarios y os agradecería una respuesta qué es lo que más os gusta. Un fuerte abrazo.
Lo más raro es saber que un juez iba andando tan tranquilo, sin reservar un vuelo desde su casa a la Torre de Hércules en bussiness class (supongo que iba a esa cárcel, porque si pensaba llegar andando a Teixeiro…) 😉
Hola Antonio: Pues te aseguro que antes era así, hasta que estos pèrdieron toda la decencia. Yo a ese juez lo conocía mucho ya hsta te voy a dar otro datos. Cobraban una dieta para ir a las prisiones de Galicia y no les llegaba para comer ni en el peor bar. Era otro tipo de gente. Un saludo